Investigadores del Instituto Médico Howard Hughes y la Universidad de Massachusetts de Estados Unidos han descubierto una proteína que detiene el crecimiento del melanoma, un cáncer que se desarrolla a partir de las células que producen el pigmento de la piel, denominadas melanocitos. El descubrimiento de este mecanismo, que se publica en la revista 'Cell', podría dar lugar al desarrollo de nuevas terapias anticancerígenas.
El estudio ha descubierto una proteína relativamente desconocida que regula el mecanismo que lleva a que un melanocito comience el proceso del cáncer o de una hibernación o autosuicidio que lo evite: la diferencia entre el desarrollo de un melanoma o de un nevus o lunar pigmentario. El melanoma está causado por una proliferación descontrolada de melanocitos, cuyo pigmento, la melanina, protege la piel frente a los rayos ultravioletas del sol. Los nevus, que son benignos, están también causados por un crecimiento y diferenciación anormal de los melanocitos.
En algunos casos cuando el gen mutado BRAF se expresa en los melanocitos, estas células evolucionan a un estado de hibernación permanente a través de un proceso conocido como senescencia. Estas células forman nevus y no melanomas. En estos casos los mecanismos moleculares de control y equilibrio funcionan de forma correcta y el cáncer se produce cuando algo bloquea este proceso anticancerígeno.
Los investigadores realizaron un análisis amplio del genoma para buscar las proteínas que participaban en este proceso y utilizaron retrovirus para insertar pequeñas cadenas de ARN que se unieran de forma selectiva a genes individuales en melanocitos. Algunas de las células progresaron a cáncer y otras no. Después de evaluar miles de genes, descubrieron 17 que eran necesarios para activar BRAF para inducir la senescencia o el suicidio. En conjunto, señalan los investigadores, las proteínas que producían estos genes constituyen el mecanismo de defensa del organismo ante el melanoma.
Los investigadores descubrieron que tres de estas proteínas eran necesarias tanto para los mecanismos de senescencia y los de muerte programada, además se sorprendieron al encontrar entre ellas a la proteína IGFBP7. Una proteína segregada como esta no se queda en la célula que la produce sino que llega a través del flujo sanguíneo a otras células, algo que alertó a los investigadores que pensaban que el proceso que analizaban era intracelular.
Los investigadores expusieron en sus experimentos células de melanoma humano en cultivo a proteínas recombinadas IGFBP7. La proteína tenía el mismo código genético que la versión humana pero se había producido utilizando células de insecto modificadas. Las células de melanoma que fueron tratadas con IGFBP7 cometieron suicidio, como se pensaba, su mecanismo anticancerígeno funcionaba de forma adecuada.
Los investigadores también inyectaron la proteína al flujo sanguíneo de ratones a los que se había trasplantado tumores de melanoma humanos. IGFBP7 entró en las células del tumor y detuvo su crecimiento en los ratones.
Según explicó Michael Green, uno de los responsables del estudio, "las células de melanoma causadas por la mutación en BRAF desactivaron la expresión de este regulador clave, debido a ello, las células escaparon de la senescencia y formaron un tumor".
Para Green, la investigación también indica que los nevus no son precursores de melanoma, una duda que lleva a su eliminación preventiva en las consultas de los dermatólogos. Según la investigadora, si en el nevus alguna de las células con BRAF activada dejara de producir la proteína anticancerígeno IGFBP7 y amenazara con formar un tumor, las proteínas segregadas por otras células de alrededor la eliminarían. "Es un mecanismo anticancerígeno extremadamente poderoso", concluye Green.
Según indica la investigadora, estos descubrimientos son importantes no sólo como punto de partida sino también para futuros tratamientos clínicos. El melanoma puede ser eliminado por vías quirúrgicas pero en los casos avanzados no existe tratamiento. Green explica que la capacidad de IGFBP7 para dirigirse a los tumores de melanoma en el organismo podría convertirla en una poderosa herramienta para la terapia contra el cáncer.
Fuente: diariodesalud
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