Un ser vivo a partir de las células de la piel. Así de sencillo y de complicado a la vez. Dos grupos de investigadores chinos han demostrado, por primera vez y de forma contundente, que las células adultas reprogramadas, en este caso las procedentes de la dermis de ratones, pueden dar lugar a organismos vivos. En total, lograron 'dar a luz' a 31 roedores.
Hasta ahora, las células inducidas o iPS (por sus siglas en inglés) habían demostrado su potencialidad a la hora de generar tejidos cardiacos o neuronas pero nunca se había probado su papel en la creación de seres vivos. Las nuevas evidencias científicas suponen, por tanto, un paso más allá.
"Es la prueba más importante y contundente de la pluripotencialidad de estas células", subraya a elmundo.es Carlos Simón, director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).
En esta misma línea se expresa desde EEUU Juan Carlos Izpisúa, investigador del Laboratorio de Expresión Genética del Instituto Salk, en La Jolla (California, EEUU) y director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona: "Es un experimento importante que demuestra que las células iPS tienen la capacidad de crear un organismo completo por sí solas, son equivalentes a las embrionarias. Obviamente tendremos que esperar para ver si los ratones generados presentan alteraciones que no se dan con las embrionarias".
El trabajo de Qi Zhou y su equipo, procedentes entre otros centros de la Academia China de las Ciencias, probablemente será de los que pasen a la historia. Como queda reflejado en la prestigiosa revista 'Nature', estos expertos tomaron células de la piel de ratones -fibroblastos- y les inyectaron cuatro genes necesarios para su reprogramación a un estadio más básico, similar al de las células embrionarias.
En total, se obtuvieron 37 líneas de células madre inducidas o reprogramadas que expresaron su pluripotencialidad 'in vitro', en el laboratorio. Es decir, mostraron su capacidad para convertirse en cualquier otra célula.
Por otro lado, como explica Simón, director del Banco de Células Madre de Valencia (dependiente del Centro de Investigación Príncipe Felipe), se tomaron embriones modificados cromosómicamente para que sólo tengan la cobertura externa -lo que popularmente suele conocerse como huevos hueros-. De ellos se extrajeron blastocistos (estructura celular previa al embrión) que, al seguir desarrollándose, sólo generaron la estructura externa o la placenta y no la masa interna o feto.
A continuación, se inyectaron las células iPS de distintas líneas en los blastocistos y éstos, a su vez, se implantaron en el vientre de varias ratonas. El resultado fue que tres de estas líneas lograron descendencia. Esta vez fuera de la pipeta, en un experimento 'in vivo', del que nacieron 27 roedores todos ellos del color propio de las células que descendían.
Por tanto, además de lograr crear vida a partir de células adultas inducidas o reprogramadas. Los expertos demuestran que las iPS son las únicas responsables de la creación del feto, que hereda su línea germinal (características genéticas). La función del blastocisto en este sentido es la de aportar el nido en el que albergar al ser vivo durante su gestación pero nada más, ya que carece de masa interna.
Este linaje se mantuvo en una segunda generación. A las siete semanas de nacer, uno de estos ratones, 'hijos de las células iPS', se apareó con una hembra. Como consecuencia, tuvieron crías y, de nuevo, se mantuvo la línea genética. Fueron roedores marrones, fruto de la combinación del color negro del macho, nacido a partir de las células iPS, y del blanco de la madre.
Cuatro ratones con menos supervivencia
El otro de los equipos que publica evidencia sobre la pluripotencialidad de las células inducidas, también procede de China. Su trabajo, en esta ocasión publicado por 'Cell Stem Cell', muestra cómo gracias a las células iPS, reprogramadas de la misma forma que las anteriores, se obtuvieron cuatro crías de ratón.
En cada blastocisto, los expertos, procedentes del Instituto Nacional de Ciencias Biológicas de Pekín y de las Academia China de las Ciencias Médicas, inyectaron entre 10 y 15 células reprogramadas. A continuación, implantaron la estructura embrionaria a siete hembras de ratón. Como resultado, nacieron dos ratones: uno falleció una hora después, por obesidad, y el otro a los tres días.
En una segunda etapa, se trasplantaron un total de 187 blastocistos en los oviductos de siete roedoras. En este caso, se engendraron dos crías y una "sobrevivió hasta la edad adulta y aparentemente está sana".
Los contras del proceso
El futuro se presenta prometedor pero, por el momento, el presente también muestra una segunda cara. Así lo explica Andrew French, de la empresa californiana Stemagen Corporation.
"El proceso para inducir las células iPS continúa siendo muy ineficiente. Y la tecnología supone forzar la expresión en la célula de cuatro genes para poder reprogramarla [...] Además, los ratones del experimento tendrán una gran incidencia de tumores", explica este investigador, miembro del grupo de expertos pioneros en clonar un embrión a partir de una célula humana.
El carácter oncogénico de los organismos derivados de las células iPS es uno de los factores que más preocupa a la comunidad científica. De hecho, su pluripotencialidad queda demostrada, entre otras, por su capacidad de generar teratomas, tumores que pueden ser malignos o benignos.
"Los riesgos asociados con la pluripotencialidad de estas células impiden que, por el momento, estos avances puedan ser trasladados a la clínica (emplearse en pacientes). En particular, la diferenciación incorrecta, su localización inapropiada en tejidos distintos del trasplantado, la producción excesiva de células progenitoras o, en el peor de los casos, la producción de tumores", indica Izpisúa al respecto.
Problemas éticos
La ética en torno a este tipo de procesos también muestra su habitual omnipresencia. Es cierto que la técnica no parte de embriones con masa interna y externa -se emplean 'huevos hueros'- pero sí es capaz de crearlos, lo que sigue despertando voces en contra.
"Ahora tenemos una tecnología eficaz en la que cualquiera, joven o mayor, fértil o infértil, heterosexual u homosexual, puede transferir sus genes. Para ello, sólo hacen falta unas cuantas células de la piel. Esto acelera al presente la era de los bebés a la carta", indica a elmundo.es Robert Lanza, jefe científico de Advanced Cell Technology.
Aunque todavía quedan pasos por dar, Lanza apunta que "no hay razón biológica por la que no vaya a funcionar en humanos". Y añade: "Debido a que las células son inmortales, se pueden cultivar y ser distribuidas por todo el mundo. Cualquier pareja puede ir a una clínica de fecundación 'in vitro' y tener un hijo que sea, por ejemplo, mitad de Albert Einstein y de Brad Pitt o de Elizabeth Taylor".
Para este experto, esta clase de uso o abuso de la técnica está completamente injustificado: "Utilizar esta tecnología con fines reproductivos sería una irresponsabilidad ética y científica".
Fuente: elmundo.es
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