martes, 17 de junio de 2008

Úlcera peptica// Diccionario de enfermedades


¿QUÉ ES?

Todo el aparato digestivo está recubierto interiormente por una capa denominada mucosa. La mucosa ubicada en el estómago y el duodeno tiene una resistencia especial, debido a su contacto con sustancias altamente corrosivas como son:

el ácido,
la pepsina,
enzimas pancreáticas y
la bilis;
encargados de descomponer los alimentos ingeridos en sus principios básicos para que puedan ser absorbidos por la sangre y utilizados como nutrientes por los distintos tejidos de nuestro organismo.
Cuando por una u otra circunstancia esta mucosa se lesiona, hablamos de úlcera péptica que, según afecte al estómago o duodeno, se denominará respectivamente úlcera gástrica o úlcera duodenal.

Esta úlcera es una herida más o menos grande que produce una solución de continuidad de la mucosa. En ocasiones no llega a producirse una verdadera herida sino que lo que aparece es una erosión superficial acompañada de una inflamación: entonces estaremos ante una gastritis o una duodenitis, dependiendo de su localización.

CAUSAS

La demostración reciente de la relación de la úlcera péptica con la infección gástrica por una bacteria flagelada denominada HELICOBACTER PYLORI ha revolucionado la concepción de la enfermedad, su diagnóstico y tratamiento, aunque no todas las ulceraciones gastroduodenales son debidas a dicha infección (ni todos los infectados por esta bacteria presentan úlceras pépticas).

En condiciones normales existe un equilibrio entre los factores agresivos (ácido, pepsina) y la resistencia de la mucosa para protegerse, mediante la secreción de moco gástrico de su acción irritante. Este equilibrio puede romperse por las siguientes razones:

Un debilitamiento de la mucosa o sus defensas, debido a determinadas sustancias como pueden ser el alcohol, medicamentos antinflamatorios, aspirina, o paso del contenido duodenal retrógradamente hasta el estómago.
Un aumento en la secreción de ácido o pepsina. La primera suele originar úlceras de estómago y la segunda de duodeno.

SÍNTOMAS

Clásicamente los síntomas son estacionales, empeorando en otoño y sobretodo en primavera, para aliviarse o desaparecer en verano e invierno.
Por lo general, cuando la úlcera se ha instaurado, el sujeto presenta un dolor que se localiza en la parte alta del abdomen y que guarda un ritmo relacionado con las comidas (clásicamente, aunque no es infalible, se decía que la úlcera de estómago duele con éste vacío y calma al comer, mientras que la úlcera duodenal presenta una relación inversa).
Es un dolor molesto y en general cambia el humor del paciente a la vez que empeora con los estados de ansiedad.
Este dolor se acompaña de náuseas y ardor.
En ocasiones, provoca hemorragias de mayor o menor intensidad que mancharán las heces de negro o se expulsarán con el vómito.
Sin embargo, aunque el dolor es un síntoma muy habitual, puede ser debido a otras patologías o presentarse una úlcera en personas que no experimentan el dolor.
Esto último ocurre en ancianos y en aquellas úlceras relacionadas con la ingesta de analgésicos que lo enmascaran.

FACTORES DE RIESGO

Alimentación pesada o picante.
Gastritis no tratadas.
Tabaquismo.
Estrés y preocupaciones.
Enfermedades graves que producen un importante estrés fisiológico, como infecciones de la sangre o quemaduras extensas.
Trastornos de la actividad intestinal.
Medicamentos que lesionan la mucosa gástrica, sobre todo los antinflamatorios, tanto no esteroides (aspirina, diclofenaco, oxicam, etc.) como esteroides (cortisona y derivados.)

PREVENCIÓN

Evitar la ingesta de los alimentos que provocan los síntomas y las comidas demasiado copiosas.
Evitar la toma de medicamentos antinflamatorios, o proteger al estómago si estos son imprescindibles; sobre todo en las personas predispuestas.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

DIAGNÓSTICO
El diagnóstico será emitido por el médico y será realizado a través de un estudio gastroduodenal. Así, el paciente ingiere una papilla con un contraste que se hará visible en las radiografías el estómago y el duodeno, proporcionando una imagen de molde en la que se verá la úlcera.
Actualmente, se usa sobre todo la gastroscopia: se introduce a través de la boca un tubo (de fibra óptica) del grosor de un dedo, que nos proporciona una imagen directa del estado de la mucosa, del estómago y del duodeno.
Tiene la ventaja de ser más fiable y nos deja tomar muestras de la lesión y ver si se trata de una gastritis, o un cáncer (que presenta imágenes similares radiográficamente). Además permite confirmar o descartar la presencia de una infección por Helicobacter Pylori, de gran importancia cara al tratamiento.

TRATAMIENTO
El tratamiento de elección dependerá de la existencia de infección por Helcobacter Pylori o no.

Si hay una infección, el tratamiento irá dirigido a eliminarla, mediante la administración durante dos semanas de una combinación de antibióticos y fármacos antisecretores gástricos.
Una vez finalizado, deberá comprobarse, mediante una sencilla prueba en el aliento (prueba que no puede emplearse para el diagnóstico inicial, al no ser demasiado precisa), que se ha erradicado la bacteria:

Si esto se consigue, la mayoría de las úlceras curan definitivamente.
Si no se consigue, debe intentarse otra tanda de tratamiento, quizás con otra combinación de antibióticos.
Si no hay infección, el tratamiento de posibles factores causales (toma de antinflamatorios, estrés fisiológico o psíquico,...) y la administración de fármacos antisecretores suele controlar los síntomas en pocas semanas, aunque en este caso no se puede asegurar la curación definitiva.
En ocasiones, la úlcera puede provocar cuadros de mayor gravedad y complicaciones que nos harán recurrir a la cirugía.
En la actualidad se utiliza

POSIBLES COMPLICACIONES

Las dos complicaciones más graves de la úlcera derivan de su carácter de herida:

Si ésta alcanza un vaso sanguíneo pueden sangrar, a veces de forma muy importante, poniendo incluso la vida en peligro.
Si llega a atravesar el estómago, el contenido del mismo puede desparramarse en la cavidad abdominal, situación gravísima, o digerir los órganos con los que contacta, provocando pancreatitis, pseudoquistes pancreáticos, fístulas gastrocólicas (comunicación entre el estómago y el intestino grueso), ...
La úlcera perforada puede conducir a la muerte si no se actúa quirúrgicamente a tiempo.

PRONÓSTICO

Si se consigue erradicar el Helicobacter Pylori, se puede asegurar la curación definitiva en la mayoría de los casos.
En los casos que no se deben a dicha infección, el tratamiento descrito permite un control muy eficaz de la enfermedad.

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