Según explicó hoy a la BBC Peter Barham, profesor de física de la Universidad de Bristol, que desarrolló el Sistema de Reconocimiento de Pingüinos, hasta ahora a cada ave se le colocaba un anillo con un código de identificación para así poder seguirla.
El problema, sin embargo, es que para leer ese código hay que capturar cada vez al animal, lo que exige tiempo y es muy complicado, sobre todo tratándose de colonias como la que vive en la isla de Robben (Suráfrica), compuestas por 20.000 individuos.
La nueva técnica, que permite seguir desde cierta distancia a los pingüinos sin necesidad de atraparlos para su identificación, se basa en el hecho de que esos animales tienen puntos negros irregulares en sus pechos que varían de un individuo a otro.
Esos puntos son algo así como las huellas dactilares en las personas, señalan los expertos.
El profesor Barham explica así el método: "Colocamos una cámara en un lugar por donde pasan normalmente los pingüinos camino del mar o de regreso, y cada imagen que procesa la cámara es enviada a un ordenador".
El software del ordenador ha recibido instrucciones para reconocer si hay pingüinos en el campo de visión de la cámara, y si la respuesta es afirmativa, examina los puntos negros para determinar si es un pingüino ya registrado o se trata de un individuo nuevo.
El nuevo sistema registra entonces el número de identificación, el día, la hora y el lugar exacto donde se produce el descubrimiento.
Según Barham, ello va a permitir comprender mejor los comportamientos y movimientos de los animales.
Los expertos quieren emplear en el futuro una cámara que se desplace en el espacio, pueda inclinarse y esté dotada además de un zoom.
La tecnología podría usarse para el seguimiento de individuos de otras especies como ciertas aves de plumajes decorados, leopardos o incluso el tiburón ballena.
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