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martes, 15 de julio de 2008
Algo del robot que viaja por Marte...
“Excavar en este hielo es como intentar raspar una acera”, dicen los científicos que manejan el robot Phoenix por control remoto a los 320 millones de kilómetros de distancia que separan actualmente a Marte y la Tierra (la distancia cambia rápidamente debido que el planeta rojo tiene una órbita muy ovalada). La semana pasada, las palas raspadoras del Phoenix lograron crear algunos montículos de tierra y trozos de hielo en la trinchera de Blanca Nieves, que fue creada por ellos mismos en la tundra ártica.
Pero los fragmentos eran demasiado pequeños como para recolectarlos con la cuchara recogedora del aparato. “Era como tratar de recoger polvo con una pala, pero sin la ayuda de una escobilla”, añaden los ingenieros en la Tierra. Ahora Phoenix se prepara para usar una perforadora que permita sacar el hielo en trozos más gruesos y echarlos al analizador térmico de gases TEGA. La operación debe hacerse en menos de una hora para evitar que el hielo se derrita.
Y como no todo es perfecto en la vida, TEGA ha sufrido un cortocircuito que podría amenazar su funcionamiento. Al parecer, el problema se presentó cuando el brazo del Phoenix depositó en el analizador la primera palada de regolito (tierra marciana), hace varios días. Los granos estaban pegajosos y formaban cúmulos, por lo que los operadores pusieron a Phoenix a vibrar durante varios días seguidos para deshacerlos. Esas vibraciones podrían haber causado el corto.
Si el horno sufre otro cortocircuito, esta sería la última muestra de tierra que analiza. Así que el equipo entero del Phoenix está tratando arduamente de identificar problemas potenciales antes de proceder.
Otra cosa que está haciendo el robot es usar un microscopio de fabricación suiza para determinar la forma de pequeñas partículas de tierra. Este microscopio de fuerza atómica construye una imagen de la forma de la superficie de una partícula haciendo pasar una finísima punta de alambre sobre los contornos de la partícula. Es capaz de ofrecer detalles de hasta 100 nanómetros, una longitud 100 veces menor que el grosor de un cabello humano.
Hasta ahora, y a pesar del cortocircuito, los resultados de la misión han sido estelares. Por ejemplo, que el terreno marciano es sorprendentemente rico en nutrientes, que recuerdan a los que se usan en la Tierra para cultivar espárragos. Este hallazgo de la semana pasada contribuye a las pruebas de que el agua líquida existió en Marte alguna vez en su pasado. La misión de Phoenix durará un total de 90 días, de los cuales ya lleva más o menos la mitad.
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