La exposición continuada a una corriente eléctrica puede provocar la muerte de una persona. Por esta razón, hay que actuar de forma inmediata pero con las debidas precauciones para que quien pretenda ayudar no sufra las mismas consecuencias.
1. Antes de todo se observará la situación y a la persona.
2. Se desconectará a la persona del contacto eléctrico.
3. Se cortará el interruptor que alimenta la corriente eléctrica. En caso de no poder hacerlo, se tratará de cortar los cables. Sin embargo no cortaremos todos a la vez, sino de uno en uno. Siempre con una herramienta que posea un mango cubierto de material aislante.
4. Si no es posible cortar la corriente eléctrica ni los cables, retiraremos al accidentado, pero nunca se le tocará directamente, ni a través de ropas húmedas.
5. Una vez que se aísle de la corriente al accidentado, se comprobará si está inconsciente, si respira y si su corazón late adecuadamente. En caso de que se observen anomalías en estos comportamientos, se aplicará la respiración asistida y el masaje cardíaco, pero sólo si se dominan las técnicas. En caso contrario se aguardará a que lleguen los servicios sanitarios.
6. Mientras tanto se colocará a la persona accidentada en posturas adecuadas que permitan la circulación sanguínea a los centros vitales, así como que faciliten la respiración en la medida de lo posible.
7. Se cuidará también la postura en caso de que se sospeche que puede existir alguna otra lesión como luxaciones o roturas de tejidos producidas por la propia descarga o por la caída.
8. En caso de que el paciente recupere la consciencia, o en caso de que no la haya perdido, habrá que mantenerlo recostado en una postura que favorezca la buena oxigenación pulmonar.
9. Lo más recomendable en cualquier caso es que la persona que ha sufrido la electrocución acuda lo antes posible a un centro médico.
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