El Vaticano se puso verde...
ROMA.- Contaminar el medio ambiente y no cuidar de la naturaleza son pecados, según ha proclamado en varias ocasiones la doctrina de la Iglesia. Pero sólo ahora el Vaticano puede presumir de ser recta y devotamente ecológico. En la Santa Sede funcionan unos paneles solares que capturan los rayos del astro rey y los transforman en energía limpia.
Los panales en cuestión, los primeros en ser colocados en el Vaticano, han sido instalados sobre el techo del aula Pablo VI, donde en invierno el Papa acostumbra a celebrar las tradicionales audiencias de los miércoles. De hecho, y como destaca el 'Osservatore Romano' (el periódico oficial de la Santa Sede), bajo esas estructuras el pasado miércoles Benedicto XVI ofreció la primera 'audiencia ecológica' de la Iglesia.
La estructura de paneles solares emplazada en el Vaticano, a pocos metros de la Plaza de San Pedro, es bastante grande. Se compone de 2400 módulos fotovoltáicos y cumplirá una doble función: por un lado servirá para proteger al edificio creado en 1972 por el arquitecto Pier Lugi Nervi de las radiaciones y, sobre todo, transformará la energía solar en electricidad capaz de cubrir las necesidades del Aula Pablo VI y de otros edificios del pequeño Estado del Vaticano.
«Ahora se evitará ensuciar el aire con aproximadamente 225.000 kilogramos de dióxido de carbono, equivalentes a las 80 toneladas de petróleo que se quemarían para producir los 300 megawatios anuales que se obtendrán a través de esta planta fotovoltáica», indica Livio De Santoli, el ingeniero que se ha ocupado de supervisar este proyecto.
Por supuesto, la inauguración del nuevo sistema de producción de energía solar se celebró con la habitual pompa vaticana, a través de una solemne ceremonia en la que, entre otros, participó el científico italiano Carlo Rubbia, Premio Nobel de Física en 1984.
Compuesta por 2400 módulos fotovoltaicos, la mega-estructura de paneles solares cumplirá una doble función: una pasiva, defendiendo el edificio proyectado en 1972 por el arquitecto Pier Lugi Nervi de las radiaciones, y otra activa, transformando la energía solar en electricidad tanto para el Aula Pablo VI (también llamada Nervi), como para otros edificios del pequeño Estado del Vaticano. Además, la Santa Sede no ha necesitado echar mano de las arcas vaticanas para financiar este sistema de energía limpia. Los paneles solares que desde ayer funciona en la Santa Sede son fruto de una donación a Joseph Ratzinger realizada por la empresa alemana SolarWorld.
Una compañía que ya está pensando en la posibilidad agasajar a Benedicto XVI con un papamóvil ecológico, como hizo saber ayer durante la ceremonia de inauguración del nuevo sistema vaticano de energía solar. Si se hiciera realidad el regalo, valorado en 1,2 millones de euros, el Papa podría desplazarse entre las multitudes en su característico vehículo blindado sin emitir a la atmósfera el nocivo dióxido de carbono.
¡Es una idea genial! Si cuesta menos, puede ser un ejemplo ¿por qué no?', reaccionaba a la propuesta el cardenal Giovanni Lajolo, presidente del Governatoraro de la Ciudad del Vaticano, destacando que el Pontífice muestra una gran preocupación por el medio ambiente y que seguramente en su próxima encíclica sobre temas sociales abordará la cuestión de la ecología. «La búsqueda de energía limpia y segura a bajo costo es un deber que responde a oportunidades económicas, a exigencias ecológicas y también a un imperativo ético», añadió.
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