jueves, 29 de noviembre de 2007

Ojo


El ojo, del latín ocŭlus, o globo ocular es el órgano que detecta la luz, siendo la base del sentido de la vista. Se compone de un sistema sensible a los cambios de luz, capaz de transformar éstos en impulsos eléctricos. Los ojos más sencillos no hacen más que detectar si los alrededores están iluminados u oscuros. Los más complejos sirven para proporcionar el sentido de la vista.

Las partes del ojo son esenciales para la existencia humana porque gracias a ellas captamos, percibimos y encontramos lo que se llama las imágenes percibidas por este sistema.

Los ojos compuestos se encuentran en los artrópodos (insectos y animales similares) y están formados por muchas facetas simples que dan una imagen "pixelada", o sea, en mosaico (no imágenes múltiples, como a menudo se cree).

En la mayoría de los vertebrados y algunos moluscos, el ojo funciona proyectando imágenes a una retina sensible a la luz, donde se detecta y se transmite una señal correspondiente a través del nervio óptico. El ojo por lo general es aproximadamente esférico, lleno de una sustancia transparente gelatinosa llamada humor vítreo, que rellena el espacio comprendido entre la retina y el cristalino, el humor transparente, que se encuentra situado en el espacio existente entre el cristalino y la córnea transparente, cuya función es la de controlar el estado óptimo de la presión intraocular, con un lente de enfoque llamado cristalino y, a menudo, un músculo llamado iris que regula cuánta luz entra.

Para que los rayos de luz se puedan enfocar, se deben refractar. La cantidad de refracción requerida depende de la distancia del objeto que se ve. Un objeto distante requerirá menos refracción que uno más cercano. La mayor parte de la refracción ocurre en la córnea, que tiene una curvatura fija. El resto de la refracción requerida se da en el cristalino. Al envejecer, el ser humano va perdiendo esta capacidad de ajustar el enfoque, deficiencia conocida como presbicia o vista cansada.



El órgano de la visión está compuesto por los párpados, los globos oculares, el aparato lagrimal y los músculos oculares externos. La visión binocular, con la participación de ambos ojos, permite apreciar las imágenes en tres dimensiones. El globo ocular mide unos 25mm de diámetro y se mantiene en su posición gracias a los músculos oculares. Está envuelto por una membrana compuesta de varias capas.

La capa exterior, llamada esclerótica(27), es espesa, resistente y de color blanco. Recubre la capa intermedia, la coroides(28), que contiene abundantes vasos sanguíneos. La capa interna se llama retina(30), y en ella se encuentran las células sensibles a la luz: los bastones y los conos. La parte anterior del globo ocular está cubierta por la córnea(8), una membrana transparente y resistente que carece de vasos sanguíneos.

Alrededor de la córnea está la conjuntiva(4). Por detrás de la córnea se halla la cámara anterior, limitada por el iris(9) y la pupila(18). Detrás de la pupila se encuentra el cristalino, el cuerpo ciliar y la cámara posterior. Las dos cámaras están llenas de un líquido, el humor acuoso, que por un lado mantiene la tensión del interior del ojo y, por otro, humedece el cristalino y garantiza su nutrición. El iris está formado por una fina red de fibras conjuntivas, o estoma, provista de numerosos vasos sanguíneos y de los músculos que controlan la dilatación y la contracción de la pupila.

El color del iris depende de la transparencia del estoma y de la cantidad de pigmento que contiene. Cuando el pigmento es escaso, los ojos son azules, mientras que cuando hay una cantidad mayor se aprecian matices verdes o castaños.

El pigmento se forma durante los primeros meses de vida, por lo que todos los recién nacidos tienen los ojos de color azul grisáceo. El color definitivo se establece a los dos o tres meses de vida. Sino hay pigmentación, los ojos parecen rojos: es el caso de los albinos.

Cuando el pigmento es escaso, los ojos son de color azulado; si hay mayor cantidad se aprecian matices verdosos o castaños.
Cuando el pigmento es escaso, los ojos son de color azulado; si hay mayor cantidad se aprecian matices verdosos o castaños.

El cristalino, situado justo detrás de la pupila, está sostenido por unas fibras conjuntivas muy finas que a su vez están unidas al músculo constrictor del cuerpo ciliar. El cristalino se forma a lo largo de la tercera o cuarta semana de embarazo. Es blando y elástico en los niños, pero se endurece con el paso de los años.

El cristalino aumenta de tamaño durante toda la vida: en un individuo de 70 años es casi tres veces mayor que en un bebé. Detrás del cristalino se encuentra el humor vítreo, una masa gelatinosa, blancuzca y transparente que ocupa la mayor parte del interior del ojo esta masa está rodeada por la retina, que es la túnica más interna del ojo. La retina, sensible a los impulsos luminosos, está conectada con las fibras del nervio óptico que se prolonga hacia el cerebro.

La zona que rodea el nervio óptico es la papila óptica, un área que no contiene células sensoriales y constituye el denominado punto ciego. Sobre la superficie de la retina, en el eje anteroposterior del ojo, hay una depresión: la mácula lútea o amarilla, que es la zona con mayor agudeza visual. El ojo ve la luz visible que va desde 400 milimicras a 750 milimicras, aproximadamente 3x107 Hz de frecuencia de ancho de banda

El ojo recibe los estímulos de los rayos de luz procedentes del entorno y los transforman en impulsos nerviosos. Estos impulsos llegan hasta el centro cerebral de la visión, donde se descodifican y se convierten en imágenes. La vista es uno de los cinco sentidos que nos permiten comprender el mundo que nos rodea y desenvolvernos en él. La pupila es el diafragma del ojo. Los músculos del músculo ciliar que tienen forma circular y de radio, la abren o la cierran en función de la luminosidad.



Fuente: wikipedia

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