La mejor forma de mejorar la seguridad energética, mitigar el cambio climático y reducir el número de muertes causadas por la contaminación atmosférica, está en el viento, el sol y el agua, y no creciendo en las praderas o brillando dentro de centrales nucleares, declara Mark Z. Jacobson, profesor de ingeniería civil y medioambiental en la Universidad de Stanford.
Incluso la estrategia del "carbón limpio", que implica la captura de las emisiones de carbono, almacenándolas en la tierra, no es limpia en absoluto, denuncia Jacobson.
Jacobson ha dirigido la primera evaluación científica cuantitativa de las principales soluciones energéticas que se han abordado o propuesto en los últimos años. No sólo ha evaluado su potencial para suministrar energía destinada a la generación de electricidad y para los vehículos, sino también sus impactos en el calentamiento global, la salud humana, la seguridad energética, el suministro de agua, los requisitos de espacio, la fauna, la polución del agua, la fiabilidad y la sostenibilidad. Sus resultados indican que las opciones a las que se les está dedicando más atención son entre 25 y 1.000 veces más contaminantes que las mejores alternativas disponibles.
"Las alternativas energéticas que son buenas no son aquellas sobre las que más se ha estado hablando. Y algunas de las que han sido propuestas son francamente espantosas", asevera Jacobson. "Los biocombustibles basados en el etanol causarán en realidad más daños a la salud humana, a la fauna, al suministro de agua y al uso de la tierra, que los combustibles fósiles actuales". El etanol también puede emitir más sustancias contaminantes de efecto invernadero que los combustibles fósiles, según los más recientes estudios científicos.
Las fuentes de energía que Jacobson encontró como las más prometedoras son, por orden, el viento, los calentadores solares concentrados (con el uso de espejos), la actividad geotérmica, las mareas, las células solares fotovoltaicas (paneles solares en tejados), las olas y las centrales hidroeléctricas. En sus recomendaciones, Jacobson se pronuncia contra la energía nuclear, el carbón en cualquier forma, el etanol producido del maíz y el producido de la celulosa a partir de los pastos de las praderas. De hecho, encontró que el etanol de celulosa era peor que el etanol de maíz porque produce más contaminación atmosférica, necesita más tierras para producirlo y causa más daño a la fauna.
Fuente: Ecoportal
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