Australia y Nueva Zelanda anunciaron hoy un nuevo programa para estudiar a las ballenas sin tener que matarlas en aguas de la Antártida, donde cada año Japón caza a unos mil cetáceos "por motivos científicos".
Los dos países, habituales aliados en la conservación de las ballenas, acogerán el próximo febrero una reunión internacional de científicos, donde éstos estudiarán la propuesta antes de que sea remitida a la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
De salir adelante, el plan arrancará a finales de 2009, justo cuando Japón envíe a sus pesqueros a las gélidas aguas antárticas.
Los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda indicaron que la caza de ballenas ha reducido drásticamente las poblaciones de cetáceos, que en los últimos tiempos se enfrentan a una nueva amenaza, la del cambio climático.
A principios de año, Camberra y Tokio se acercaron a una crisis diplomática después de que un juez australiano dictaminara que era ilegal cazar ballenas en una reserva marina declarada por Australia en la Antártida, cuya soberanía no le corresponde, según Japón.
Poco después, un barco del Departamento de Aduanas australiano vigiló y filmó durante semanas las actividades de los balleneros nipones, que fueron atacados en numerosas ocasiones por ecologistas.
Cada año, Japón mata unas 1.300 ballenas en el continente helado bajo su programa con supuestos "fines científicos", haciendo caso omiso a la CBI, que pide a Tokio que lo suspenda.
Este organismo ha ratificado la moratoria vigente desde 1986 que prohíbe la caza de cetáceos con fines comerciales, pese a las presiones niponas para que se levante el veto para las capturas a pequeña escala.
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