La superpoblación, el cambio climático y la expansión de la agricultura están estrangulando las fuentes que proporcionan agua al mundo y lo abocan a una grave crisis hídrica, según un informe de la ONU divulgado hoy.
El documento titulado "El Agua en un Mundo en Cambio" dibuja un dramático panorama de la situación de los recursos hídricos del planeta y alerta sobre la crisis que se podría afrontar en un futuro cercano.
"El agua está vinculada a las crisis del cambio climático, de la energía, de los alimentos y a las dificultades de los mercados financieros", afirma el estudio elaborado con la aportación de 24 agencias de Naciones Unidas.
Asimismo, advierte de que si no se aborda esta situación, se puede llegar "a una crisis del agua que provoque inestabilidad y conflictos".
El estudio de 348 páginas señala en primer lugar que el crecimiento de la población del mundo de los actuales 6 mil 800 millones a 9 mil millones en 2050 disparará dramáticamente el consumo de agua para uso personal y para el regadío.
En ese sentido, destaca que la demanda global de agua aumenta anualmente en 64 mil millones de metros cúbicos, que es el equivalente al consumo en ese mismo período de un país como Egipto.
Un 70% de esa agua se dedica al regadío agrícola y a la producción ganadera necesaria para producir la cantidad de alimentos que requiere el aumento de población, según el informe.
Además, ese crecimiento demográfico se producirá en las áreas urbanas de los países más pobres que dependen de ríos y acuíferos que suelen estar contaminados por la actividad humana.
A su vez los autores del informe indican que la degradación medioambiental cuesta miles de millones de dólares, particularmente en regiones como Medio Oriente y el norte de África donde se gastan en esta materia entre el 2,1% y el 7,4% del Producto Interior Bruto (PIB).
La situación obliga a muchos gobiernos a perforar en busca de acuíferos más profundos, que a su vez se agotan porque las cada vez más escasas lluvias impiden que se vuelvan a llenar.
"En muchas partes del mundo ya se están imaginando un futuro en el que no dispongan de fuentes hídricas fiables", indica.
Los gobiernos se gastan cada año entre US$92.400 millones y US$148.000 millones en la construcción y mantenimiento de la infraestructura hídrica, los servicios sanitarios y el regadío, según la ONU.
Por otra parte, la reducción de los glaciares y de las capas de nieve en las montañas a causa del aumento de las temperaturas globales supone un peligro para el 15% de la población mundial que depende del agua producida por el deshielo.
También señala que los cambios provocados en el clima por el calentamiento global pueden agravar las inundaciones y las sequías.
Los autores del informe advierten que el agua forma parte de una compleja red de factores que determinan la prosperidad y la estabilidad, por lo que su escasez incrementa la pobreza y aumenta la posibilidad de que se produzcan conflictos.
Por último, resalta que el mundo está en camino de cumplir el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) que establece la reducción a la mitad en 2015 de las personas sin acceso a agua potable.
Sin embargo, no parece que se pueda lograr una reducción en esa misma proporción de las poblaciones que carecen de servicios sanitarios higiénicos.
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