La ONU ha recomendado a sus empleados y al cuerpo diplomático que dejen en el armario la ropa tradicional de su oficio y usen una indumentaria informal que se adapte mejor al nuevo plan de ahorro energético que se implementará en la sede de la organización.
La iniciativa denominada 'Cool UN' ('Una ONU fresca') prevé subir en agosto el termostato del aire acondicionado en la emblemática sede de la secretaría de la ONU de 22,2 a 25 grados centígrados y de 21,1 a 23,9 grados centígrados en el anexo que alberga las salas de conferencias de la organización, anunciaron sus responsables.
En consecuencia, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, autorizó a que se flexibilice el código de vestuario para que los cerca de 5.000 empleados puedan adaptarse al aumento de la temperatura ambiente.
"No nos vamos a meter a policías de la moda, pero lo que buscamos es que la gente pueda vestir más fresca", indicó en una conferencia de prensa Michael Adlerstein, responsable del proyecto de modernización de la sede de la ONU.
Adlerstein siguió el ejemplo escogiendo para la ocasión una camisa blanca y un pantalón caqui, en lugar del tradicional traje oscuro y corbata que suele lucir el reconocido arquitecto neoyorquino.
La ONU calcula que la disminución del consumo de aire acondicionado permitirá reducir en unos 100.000 dólares la factura energética del edificio y evitar la emisión de 300 toneladas de dióxido de carbono, el gas que se considera el principal responsable del cambio climático.
Adlerstein indicó que si la iniciativa arroja buenos resultados, su duración podría extenderse más allá de agosto e incluso aplicarse en los fríos meses de invierno, aunque en ese caso la recomendación sería vestir prendas que conserven el calor corporal.
La ONU recordó en un comunicado que los asistentes a la conferencia internacional sobre cambio climático celebrada el pasado verano en la calurosa isla indonesia de Bali ya acordaron adoptar una indumentaria más adecuada al clima tropical.
El nuevo plan de ahorro forma parte del proyecto de remodelación de la sede de la ONU valorado en 1.900 millones de dólares, que pretende convertir el edificio conocido como el 'Palacio de Cristal' en un modelo de modernidad y sensibilidad ecológica.
El inmueble solo ha sido sometido a reparaciones generales desde su inauguración hace medio siglo, pero nunca a una remodelación completa.
Las goteras se han convertido en algo común en el edificio, cuya estructura contiene amianto (mineral considero cancerígeno), carece de un sistema moderno de riego contra incendios y la potencia de la calefacción y el aire acondicionado es insuficiente.
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